Y es que desde que nos conocemos -cuando nuestras hijas iban a 2º de primaria en el colegio Don Bosco- he ido viendo como Ángeles participaba en numerosas muestras y exposiciones y como en todas ellas obtenía un gran reconocimiento de su trabajo.
Sin embargo -cosas de la vida- sus piezas no son muy conocidas por el público. Parece como si a la artista -en el fondo- le diera miedo desprenderse de su obra ya que no hace esfuerzo alguno para darse a conocer.
Recuerdo como en una muestra de ceramistas aragoneses, Ángeles se presentó con unas piezas super-innovadoras de formas armónicas que se asemejaban a imposibles maquinarias rodadas. Me impactó la sencillez del diseño y la contundencia de su expresión. No se cuántas de aquellas piezas se vendieron pero estoy seguro que aplicándoles un marketing apropiado se hubieran agotado todas ellas.
También recuerdo otras ocasiones en las que a la artista le entraba el agobio y desasosiego que suelen preceder a la participación en una nueva muestra. En el caso de Ángeles, el agobio se multiplicaba por diez debido su perfeccionismo y a su afán por presentar sus piezas de una manera original y digna.
A Juan (su esposo) le tocaba el papel de sosegar y atemperar. El final previsto de tanta incertidumbre siempre era el mismo: Ángeles volvía a cosechar otro gran éxito.
En el mes de junio de 2004 la convencí para que participara en una exposición de artistas del Barrio la Jota en la Academia Barandal. Reconozco que el marco no era el más apropiado para el nivel de su obra, pero ella accedió y se entregó a fondo seleccionando sus mejores piezas para que la exposición fuera un éxito.
En otra ocasión colaboramos -junto a mi esposa- en la instalación de un gran horno de cocción en su casa. Fue la época en la que decidió construir un pequeño taller aledaño al jardín. Aquel fue un tiempo de gran intensidad de producción pero de nuevo el gran esfuerzo desarrollado por Ángeles y la calidad del trabajo no tuvieron el correlato económico que se merecían. También en esa ocasión -a mi entender- por no publicitar los bellos objetos decorativos que salieron de su alfar.
Ahora ha bajado el ritmo y la intensidad en su trabajo. Debe estar atravesando una de esas épocas en las que los artistas recombinan sus ideas y experiencias y apuntan hacia una nueva tendencia. No obstante, para no perder el contacto con el oficio, imparte clases de cerámica en colaboración con distintas asociaciones.
Su casa es una exposición viviente y actualizada en la que se puede observar lo mejor de su producción. Yo, con mi sesgo comercial traería toda la gente que pudiera a la vivienda porque allí es donde realmente se lucen las cerámicas de Ángeles. Seguro que más de uno de mis lectores desearía colocar en su casa tal o cual detalle en el mismo o parecido lugar que los elegidos por la artista.
Todos los que la conocemos la animamos para que continúe creando, para que nos siga obsequiando con su peculiar visión de la realidad plasmada en arcilla y decorada con enigmáticos barnices. Sin embargo deberemos tener paciencia y hacernos a la idea de que los artistas no procesan el tiempo y los acontecimientos como el resto de los mortales. Ellos se rigen por insondables parámetros, cabalísticas decisiones y crípticos argumentos. En el caso de Ángeles Casas, seguro que el día menos pensado nos volverá a sorprender con una nueva visión, un enfoque divergente o una tendencia innovadora.
Porque como decía en el título de mi entrada, lo suyo es conformar volúmenes y darle forma a la inerte arcilla adentrándose en su particular multiverso cerámico.
También recuerdo otras ocasiones en las que a la artista le entraba el agobio y desasosiego que suelen preceder a la participación en una nueva muestra. En el caso de Ángeles, el agobio se multiplicaba por diez debido su perfeccionismo y a su afán por presentar sus piezas de una manera original y digna.
A Juan (su esposo) le tocaba el papel de sosegar y atemperar. El final previsto de tanta incertidumbre siempre era el mismo: Ángeles volvía a cosechar otro gran éxito.
En el mes de junio de 2004 la convencí para que participara en una exposición de artistas del Barrio la Jota en la Academia Barandal. Reconozco que el marco no era el más apropiado para el nivel de su obra, pero ella accedió y se entregó a fondo seleccionando sus mejores piezas para que la exposición fuera un éxito.
En otra ocasión colaboramos -junto a mi esposa- en la instalación de un gran horno de cocción en su casa. Fue la época en la que decidió construir un pequeño taller aledaño al jardín. Aquel fue un tiempo de gran intensidad de producción pero de nuevo el gran esfuerzo desarrollado por Ángeles y la calidad del trabajo no tuvieron el correlato económico que se merecían. También en esa ocasión -a mi entender- por no publicitar los bellos objetos decorativos que salieron de su alfar.
Ahora ha bajado el ritmo y la intensidad en su trabajo. Debe estar atravesando una de esas épocas en las que los artistas recombinan sus ideas y experiencias y apuntan hacia una nueva tendencia. No obstante, para no perder el contacto con el oficio, imparte clases de cerámica en colaboración con distintas asociaciones.
Su casa es una exposición viviente y actualizada en la que se puede observar lo mejor de su producción. Yo, con mi sesgo comercial traería toda la gente que pudiera a la vivienda porque allí es donde realmente se lucen las cerámicas de Ángeles. Seguro que más de uno de mis lectores desearía colocar en su casa tal o cual detalle en el mismo o parecido lugar que los elegidos por la artista.
Todos los que la conocemos la animamos para que continúe creando, para que nos siga obsequiando con su peculiar visión de la realidad plasmada en arcilla y decorada con enigmáticos barnices. Sin embargo deberemos tener paciencia y hacernos a la idea de que los artistas no procesan el tiempo y los acontecimientos como el resto de los mortales. Ellos se rigen por insondables parámetros, cabalísticas decisiones y crípticos argumentos. En el caso de Ángeles Casas, seguro que el día menos pensado nos volverá a sorprender con una nueva visión, un enfoque divergente o una tendencia innovadora.
Porque como decía en el título de mi entrada, lo suyo es conformar volúmenes y darle forma a la inerte arcilla adentrándose en su particular multiverso cerámico.
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