Mantiene en este campo la ilusión de un jovenzano a pesar de los muchos obstáculos e inconvenientes que ha debido superar y de la evidencia del declive del cómic entre los jóvenes de hoy.
Su vida académica no fue fácil. Tuvo problemas con la lectoescritura, las matemáticas y otras materias y no acababa de encajar en los parámetros establecidos en el mundo de la educación de los años ochenta.
Muchos cambios de colegio, otra vez a adaptarse a nuevos compañeros, a nuevos profesores...
Quizás por ello se ha ido sedimentando en él cierto deje de ironía y fatalidad. Ya se sabe: cuando la vida te da muchas tortas, no te queda otro remedio que construirte una coraza que te preserve de nuevos empellones.
Me cuenta mil y una anécdotas de su paso por distintos centros educativos: El colegio Ramón Sáiz de Varanda en el que nunca consiguió el preciado premio de "la bicicleta" en el concurso de dibujo porque -curiosamente- siempre lo ganaba el hijo del director. El ya finiquitado colegio "Santo Tomás" propiedad de la familia Labordeta donde se impartía una educación liberal y pacata al mismo tiempo. Allí el profesor de francés, que ya se jubilaba, se apiadó de él y a pesar del evidente desconocimiento del idioma por parte de José María y de las manifiestas dificultades para aprenderlo, fue aprobado.
Deja entrever que la relación con sus compañeros tampoco fue un camino de rosas. "Necro" siempre ha tenido ese punto especial, el de los sufridores, el de los que la procesión va por dentro y van forjando su personalidad a base de ajustes y reajustes, dejándose muchas tiras de piel en el camino. Quizás por ello su conversación encierra a veces una burla fina y disimulada cuando desgrana los capítulos más relevantes de su devenir.
En el capítulo de dibujante, ilustrador y guionista de cómics, ha realizado una intensa carrera de fondo que comenzó -como ya se dijo- cuando José María tenía 7 años. Con ocho años le fue concedido el diploma de honor del certamen nacional de plástica para E.G.B.
En el año 1992 dibujó en los números 1 y 2 del fanzine Total Cómics, en un homenaje al Capitán Trueno. En 1994-95, en el fanzine nº 1 de "Holocausto subnormal" y en el número 2 como articulista. En 1997 revista La Calle de Todos; sección correo del lector (ilustraciones). En 2002 homenaje no oficial al Capitán Trueno con guión de Víctor Mora y dibujos de Necro. En 2005 Johnny Caronte de la editorial americana Alias Enterprises, el póster central a doble hoja en todo color.
En la actualidad continúa desarrollando las historias de Caronte, su particular héroe dibujando y coloreando tanto la portada como el contenido interior. El personaje es una creación literaria de Jaime Román Collado.
Hizo sus pinitos en el cine. Montó una productora que, según me dice, se arruinó tres veces. Intentó crear una historia de ciencia ficción con deslumbrantes efectos especiales, pero sólo se pudieron rodar unos minutos fruto del exiguo presupuesto.
Una parte importante del dinero adelantado se le fue en la construcción de un monstruo de cartón-piedra que ahora se encuentra inmovilizado en un lugar no determinado. Según me cuenta Necro, la bestia era tan grande, que para sacarla de su almacén habría que trocearla.
Su carrera de peluquero ha ido paralela a la de artista del cómic. Es la que le da de comer porque los trazos, hoy por hoy no dan ni un solo euro. Es más, habitualmente él los ha tenido que poner para sacar tal o cual historia, éste o áquel fanzine, el papel especial para acuarela, las plumillas, los pinceles...
Mensualmente paso por su peluquería. En la entrada luce un cartel que reza: "Doncel" Peluqueros, pero en realidad sólo hay uno en el negocio. Mientras me corta el pelo con exquisito detalle disfruto de su amena conversación y de sus desbaratadas historias. No puedo dejar de pensar que, probablemente, la vida de "Necro" podría haber sido muy diferente si alguien hubiera encauzado su genialidad, comprendido su diferencial creativo, estimulado su pensamiento divergente...
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